miércoles

La visita de las ocho casas en el Varadero profundo

Estaba yo muy apasionada entre los brazos de mi mulatico. Sentía sus manos como la arena misma de la playa paradisiaca que se encontraba en el horizonte; su sudor como mar, agua salada, todo lo cual complementaba mi vivencia marina. Caminamos por las calles 14 y 15 a las 4 de la madrugada con la intención de llegar a algún lugar y continuar con el deseo para culminar en un merecido climax. Él tocó una puerta y no le abrieron; luego otra y otra y otra y otra... paseamos por La Pachanga cerca de una hora en busca de habitación. Cumplí con la reglamentaria visita de las ocho casas y ninguna dio espacio para que las ambiciones carnales concluyeran. Sin embargo, con esta distancia tiempo fueron alargadas ...

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