jueves

Barcelona y la genealogía masculina































En el camino a Barcelona comencé a leer el libro de Javier Cercas, Soldados de Salamina, y no sólo por la referencia fílmica que traía en la mente sino por el contenido mismo se me vino a la mente la comparación de estas próximas vivencias con lo que me había sucedido hasta ahora. Esto es, la mayor parte de los anteriores cortos viajes me referían a mi mamá, a la relación con otras mujeres, hasta los libros que leía tenían que ver con ello. Pero ahora, leía sobre hombres que reconstruyen la historia de sus padres y abuelos y de la patria, por supuesto, en Barcelona. Además, me hallaba rodeada de Gustavo y Mario, mexicanos como yo, que me hacían pensar en la UNAM y Sonora, y luego entonces en mi padre.




Barcelona me recibió de noche y con cierto desencuentro que me pareció chistoso hasta la siguiente mañana. Pero luego, los brazos acompañados de erudición y calidez extrema se me presentaron con Miquel Izard. Fui tan afortunada de retornar a esa vieja amistad por tantas cosas, pero sobre todo porque me ayudó a entender procesos sociales y manifestaciones culturales catalanas que, definitivamente, le agradezco con todo.



Lo único que logro decir de toda la alegría que me provoca evocar esas imágenes es que pronto volveré a esas tierras.




(Jo só una nena petita, jojojojo)

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