El templo de la cruz plateada

Me comprometí, por segunda ocasión, con el Yugdo. Y no fue cualquier tipo de pacto. Y no fue en cualquier lugar. La humedad y su calidez abrazaron el momento, y me presentaron el escenario más verde y maravilloso que hace años no veía. Todo lo caminado hasta ese momento me implicó en un cruzamiento de realidades y sentimientos, emociones y vivencias mías y de muchos otros –que nos acompañaban y algunos más que ni siquiera lo sospechan-, y que me dejaron en una culminación: sobre una cruz encima de un templo.

[La felicidad del camino verde me llevó a Tuxtla Gutiérrez, Cañón del Sumidero, San Cristóbal de las Casas, Comitán de las Flores, Tsijovel, Tsomanotik, Lagos de Montebello, Cascadas de Agua Azul, Palenque, Villahermosa…]