lunes

Los cuidadores del Cerro del Ídolo

 
Malinalco estaba por recibirme.
 
Correspondía, como a toda buena chinaca, asistir al Coloquio Internacional "Repensar el Segundo Imperio Mexicano a 150 años de distancia" y conversar con los otros chinacos. Por eso, felizmente, escribí un texto sobre El Decreto Negro (3 de octubre de 1865) que tenía las intenciones explícitas de detener a los guerrilleros republicanos así como a los bandoleros y ladrones, pero en realidad generó la radicalización de la guerra.
 
Para ello, acomodé mi corazoncito y me fui a un lugar bello, maravilloso, de esos que vale la pena conocer: Casa Bugambilias. Allí fue todo amor, querencia y apapacho. La habitación en donde me hospedé, El Ciruelo, tiene el tronco del árbol a su interior, por lo que convives todo el tiempo con hormigas, mosquitos, lagartijas, arañas... Yo, sin estar acostumbrada a la televisión, estaba en un espacio con una pantalla a la naturaleza: me acompañó un fragmento de la montaña.
 

 
 

 
 
 
Luego, lo bien recibida por Sthephane y Alicia, así como por los ponentes del Coloquio, hicieron que mis corridas matutinas por Malinalco, mi acercamiento a algunos habitantes y mi práctica de Yugdo en plena montaña, fueran todas maravillosas.
 
En esta última actividad, hacer Yug Do, con sus 22 movimientos, fundamental y árbol en pleno cerro, me permitió conectarme con el todo. Y así escuché cómo el viento me habló de los cuidadores de la montaña -mis anfitriones- y de su cariño infinito. Gracias, gracias, gracias.



 
 
 

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