jueves

Y me doy de topes...


Porque no aprendo y repito y repito y repito y repito unos patrones que siempre me cansan; aquellos que siempre me dejan exhausta; que luego no comprendo pero que tengo que terminar, concluir, solventar...
Y los justifico por momentos pero, con el tiempo, me dan ganas de abandonarlos. Sin embargo, me detiene mi maldito honor. Y busco cómo seguirle, y le sigo...
Ashhhh, pero me fastidia tanto. Porque ya sé que siempre lo hago y que parece que no aprendo.
Sì, porque esto de aceptar todo lo que se me ofrece, y es en serio cuando digo TO-DO lo que se me aparece, tiene muchas ventajas pero también muchas más desventajas.
Así es que cuando una amiga o un amigo o un conocido o un desconocido llega con una propuesta que me parece fantástica, o un proyecto por realizar, o una noche para saborear, yo lo acepto y hasta alzo la mano y el dedo índice para decir "yo sí le entro".
Eso está buenísimo cuando uno se va forjando una idea en la cabeza. Pero no es nada satisfactorio cuando "esa" oportunidad te llega sin que uno la pida. Y entonces, uno se deja embarcar en la marea y en el barco de otros.
Y entonces abro muchas puertas, y dejo una y se me antoja otra y continuó con la siguiente y la que viene y regreso a la que se me pasó... Tan peligroso ha resultado que una vez una pistola frente a mi rostro me encontré.
Quizá por eso estoy escribiéndolo en este espacio. Para recordar, en la siguiente aventura o propuesta en que me vea inmersa, que sé que no es muy bueno y que debería seguir MIS sueños, MIS proyectos, MIS ejecuciones...
Ni modo. Ahora estoy en esto y aquí le seguiré, hasta que se acabe.

1 comentario:

Ilihutsy dijo...

A esta forma de proceder le llama Umberto Eco actitud policrónica... pues va, eso también soy.