Y la historia comenzó de cabeza... empezó con la oportunidad de aprovechar la brecha andada para encontrarse con el otro, que al final de cuentas es uno mismo, en otro mundo, en un mundo que es un pañuelo... sea occidental u oriental.
Cada paso fue colmado de sorpresas, sonrisas felices y agradecimientos del corazón. El encuentro fue compasivo, solidario y muy placentero. Lleno de imágenes insospechadas, de olores agradables y penetrantes, de sonidos extravagantes y llamativos, sabores únicos y nutritivos. Entre lenguas y tonadas, música que movía caderas y viento, me encontré en medio de un largo y plácido túnel acústico cuando a las 4.30 am llamaron para la oración.
Assilah, digo chocra tantas veces como la memoria me lo permita. Agradezco con el alma tu abrazo doméstico y venerable que me diste y que traigo a estas horas a los labios...
No hay comentarios:
Publicar un comentario