miércoles

Liberación acapulqueña

Tenía meses con una semilla angustiante y dolorosa que brotó, germinó, creció, floreció, emitió su aroma... hasta que se pudrió. Esa flor negra, llena de ira, enojo, exigencia, intolerancia y dolencia tuvo que ser soportada y cargada con muchos más resentimientos. Luego de pensarlo, de contarlo, de expresarlo a confidentes y maestro, cayó sin más en pleno examen y hora y diez minutos de árbol de Yug Do en Acapulco.
Por eso, agradezco nuevamente a la disciplina la puerta de liberación y de paz que me abrió en el puerto guerrero y violento de Acapulco...

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