viernes

El Mapocho y yo

Santiago de Chile...

Lo conocí hace unas semanas, y disfruté de su frío primaveral. Salí a correr por las mañanas en la ladera del río Mapocho y, mientras, veía los Andes nevados a lo lejos. Ellos se convertían en mi guía, y luego, en mi guardaespaldas. El olor de la ciudad, la belleza y fealdad de sus rincones y detalles, los absorbí felizmente.






Me divertí mucho al conocer tantos espacios lindísimos que me sorprendían por lo cercano a mí, a mi identidad. Muchos dirán que estoy equivocada, y seguro sí, pero veía en Chile una parte de México, y en México veo una parte de Chile. Lloré con asuntos tan dolorosos y cercanos, como el 11 de septiembre y el asesinato de Salvador Allende, y pensaba en Tlatelolco y nuestras innumerables matanzas. Me maravillaba al ver los museos de historia, con una historia nacional y oficial tan parecida a la mía, a la que yo aprendí. Deseaba tanto el apoyo a la lectura, cultura y educación que vi por allá, y no podía más que comparar... Me sentía la misma, y diferente, cuando estaba en la Biblioteca Nacional, en algunos de sus museos o en su Archivo General. Todo semejante, todo diferente.

Agradezco las enseñanzas y risas que la gente y los espacios de Santiago de Chile, Valparaíso y Villa del Mar me concedieron. Sipooooooo


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