domingo

Australia suena a estrella. 5, 6 y 7

Australia suena a estrella

5

Adelaida, canguros y koalas


Realmente Glenn y yo somos unos afortunados por estar en estas tierras. Él las conoce como si fueran su casa, en cambio yo solo abro mis ojos al maximo, lloro un poquito y agradezco la oportunidad de estar acá. 


Por ejemplo, hay lorikeets (que son como los loros pero con una lengua distinta para succionar néctar) y hay loros y cacatúas y cientos de aves como magpies, noisy no-sé-qué y gorriones y palomas y tórtolas. Los puedes ver en cualquier esquina de cualquier calle: en las afueras de Adelaida o en las calles del centro. Luego, si vas a la playa ves muchas aves marítimas como pelícanos, gaviotas y golondrinas específicas de Australia.  Por ejemplo, una tarde muy calurosa caminábamos alrededor de la Universidad y el Jardín Botánico, cerca del único río de la ciudad, cuando vimos miles de murciélagos descansando y volando en las altísimos eucaliptos…  estos espectáculos son más que maravillosos.


Hoy escribo esta nota porque ayer fuimos a una reserva-santuario a conocer canguros, koalas y muchos muchos animales de Australia que están siendo protegidos. ¡Qué decirles! La sorpresa me asaltaba cada minuto… les dejo las fotos. 


Ah, estamos con la hermosa y fantástica hija de Glenn, y su esposo. Ambos son extremadamente inteligentes, pacientes y amorosos. Les digo que soy una suertuda 🍀 😍😄🌶️

















Australia suena a estrella

6

YugDo en Adelaida


Cada mañana practiqué YugDo en el jardín de Tash y Markus. Es un hermoso paraje con una jacaranda, un cedro, un olivo y una maleleuca, conocida como árbol del té. En el patio del vecino hay un manzano, por lo que crecen manzanas y vienen distintos pájaros a disfrutarlo.  


La jacaranda está compuesta por tres árboles que crecieron alrededor de un troncón de la madre jacaranda, por lo que el centro está vacío. Lo vi y me volví a asombrar de la resistencia de la vida ante la muerte. Sobre la copa del Tri-árbol cantan lorikeets y tórtolas además de magpies.   


Hay una tórtola que habita el teatree, y cuando me ve iniciando la práctica vuela asustada y muy enfadada por la distracción mañanera.


La disciplina consiste en una combinación de movimientos dinámicos y lentos extraídos de tradiciones yoguis y marciales. Diario hago las mismas 22 posturas, que complemento con katas y otras āsānas, y que intercalo con otros ejercicios. Todo es igual, pero nada es igual en la práctica. A veces siento mucha alegría y otras veces siento cansancio. 


Sin embargo, mis prácticas de YugDo en el sur de Australia destacan por el ambiente de silencio humano y las melódicas armonía de distintas aves. Todo el tiempo hay pajaritos a mi alrededor, recordándome la maravilla de la vida.


Una cosa más: recién llegamos a Adelaida, Tash me hizo entrega de una vara de bambú. Ellos están remodelando algunas partes de la casa y del jardín, cortaron los viejos bambúes y me guardaron una especial. 


Ahora tengo una vara de bamboo en esta parte del mundo y estas vivencias en lo más profundo de mi corazón.







Australia suena a estrella

7

Adelaida, canguros y koalas, segunda parte 


La segunda semana de estancia en Adelaida ha sido espectacular. Hemos estado rodeados de amor, tolerancia, comprensión y muchas nuevas cosas a mis ojos. La sorpresa viene acompañada de más sorpresas, una tras otra, dejándome en un mar de alegría y esperanza.


Tash manejó hábilmente por muchos distintos caminos para llevarnos a lugares fantásticos: poblados pintorescos que comparten muchas de las bellas cosas de la ciudad, pero con un toque especial, ya por un parque, un lago y un río esplendorosos, una tienda de juguetes o de antigüedades, un restaurante con opciones veganas o un giro diferente (como la zona de viñedos de SA)… 


Por supuesto, las visitas a los parques citadinos me transformaron en múltiples ocasiones porque me hicieron recordar mi infancia (en mi memoria está el parque de Viveros en Coyoacán lleno de eucaliptos, los cuales han sido retirados en su mayoría porque son considerados especies dañinas y foráneas), y un anhelo infantil de conocer los koalas 🐨. ¡Osito koala! Por cierto que este último ya lo había olvidado por completo. 


Y, además se cumplió un anhelo más reciente, ya que en este lado del mundo he podido ver animales en situación natural, salvaje, y a los humanos respetuosos admirando y disfrutando estas bellezas ferales: sí, caminando por un parque vimos tres osos koalas 🐨 plácidamente descansando, admiré su respiración tranquila, vi sus garras y sus nalguitas posadas en las ramas de grandes eucaliptos. Un poco más adelante, vimos dos canguros 🦘-quizá la madre y el hijo- bebiendo y pastando al lado de un riachuelo. ¡Pueden creerlo! Yo todavía no…


De hecho, íbamos en el auto cuando vi a dos koalas en un gran eucalipto (gum tree) sobre la carretera. ¿Es mi imaginación, es mi deseo de ver la vida salvaje en cada rincón? Tash dice que es plausible, y entonces confío en mi. Por eso fuimos a otros senderos, uno lo recorrimos a pie y otro en auto, donde es común ver canguros. Son pampas abiertas, con pocos arbustos y árboles, y es común apreciar canguros corriendo, sobre todo al amanecer y al atardecer. Eso sí, encontramos popó de canguro en todos lados. Literalmente caminamos y estuvimos en su toilet 🦘 😀


Respecto a mis decisiones personales, me he sentido muy afortunada. Primero, el ser vegana, porque Tash y Markus son completamente vegan friendly y conocen todos los mejores lugares y opciones en estas áreas. En muchos lugares, hasta en el aeropuerto, hay opciones veganas deliciosas. Así que comí tradicional comida australiana pero en su versión plantbase. Imaginen que aquí no debo sentirme culpable o mala persona si soy vegana, como habitualmente me siento en MX. Segundo, porque Tash ama los tacos y hemos comido tacos veganos. Por cierto que Glenn comió unos platillos vietnamitas que recuerda de su último viaje por allá, y los traía como anhelo… Tercero, aquí ser nudista es cotidiano y normal. Y lo es porque hay muchas playas para hacerlo: me imagino a las abuelitas y abuelitos desnudos yendo a tomar el sol: ¿cómo podrías estar en desacuerdo con algo que no afecta a nadie y que tus queridos abuelos hacen? No hay manera: sólo se puede apreciar esta práctica que quizá algún día las nuevas generaciones harán. Por cierto, Glenn y yo lo hacemos y lo disfrutamos. Cuarto, otra decisión como viajar en bici aún en la ciudad es tan distinto a mi experiencia mexicana. Aquí hay reglamentos de tránsito que todos siguen, y que implican completo respeto a los peatones, luego a los ciclistas y a los de transporte público. Ayer nos sonrieron algunos automovilistas cuando pasamos en bici, ¿se imaginan que en MX los cochistas sonrieran a los transeúntes? Trenes, autobuses en rieles y trolebuses son usados todo el tiempo. Ah, hace 5 años se decidió que los ciclistas pueden compartir las banquetas con los peatones, porque la vida de los ciclistas también es importante. ¡Increíble!


Por supuesto, estas linduras que comparto con ustedes destacan a mis ojos, pero estas no pueden ocultar los innumerables fracasos de los humanos: sí, estamos en un territorio que mancilló, torturó, eliminó y marginó a la población originaria, los aborígenes, de quienes no puedo contarles nada excepto lo que aprendí en el Museo y de lo que leo en los silencios y en algunas frases escondidas en los discursos oficiales. No he visto sino a uno o dos aboriginal people, quienes coinciden con ser homeless. Sucede lo mismo en Canadá y en México, lo sé. Quizá la diferencia es que aquí, en Australia, yo soy la aborigen -de otra tierra, de la americana- porque soy mestiza. Aquí no hay mestizaje visible. Nada. 


Otro común fracaso de la civilización es ver a la naturaleza completamente despojada para la construcción de nuevas casas o el cultivo de uvas, por ejemplo, lo que significa  tierras quemadas y arrasadas para ampliar plantaciones y zonas habitacionales. Sí, ya les he dicho que en Australia se produce de todo para el auto consumo, y se presume de una casi nula importación de productos de cualquier tipo. Por supuesto: son decisiones que tienen intereses económicos así como ecológicos. La gran frontera oceánica permite que las autoridades hagan esto.


Aún así, esta experiencia de viaje me ayuda mucho a distinguir lo que yo y la sociedad en la que vivo tenemos en exceso o en carestía.


Gracias Tash y Markus por darnos todo el amor, compartir la comida, las conversaciones, las aventuras, el tiempo y el espacio dedicado a nosotros. Por jugar cartas, y otros juegos de mesa. Yo también lloro, lloro de gusto y de amor 🧡 


Glenn y yo seguimos a nuestra siguiente aventura a la playa. 🏝️ En esta ocasión no sabemos bien a bien qué sigue después de esto, pero confío en el camino…











Textos publicados primero en FB Ilihutsy Monroy

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