Cuando regresé de la playa, un pequeño accidente me hizo situarme en otra perspectiva. Allí me di cuenta que este caleidoscopio resultó ser frágil e impaciente.
Una cosa mal acomodada implicó reacomodos que duelen y que me hacen percibirme integral; dentro de mi veo el efecto dominó.
Recurro a todo lo que está a mi alcance, en lo que creo y no, a lo que me gusta y no, a lo necesario y lo sobrante. Abro mi mente, mi cuerpo, mis memorias, mis deseos, mis sueños, mi realidad y mi corazón. Todo sucede, y al mismo tiempo nada. Ahora lloro, pero sé que está bien lo que me pasa, que no debo desesperarme más, y que el estar y no estar donde uno pensaba y quería estar no es una tragedia: solo "es".
Y es por eso que agradezco llamadas, consejos, mensajes, visitas, cuidados de tantos que están a mi alrededor...
viernes
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