Somos lo que pensamos. Esto significa que la idea
genera la materia y las emociones, o por lo menos éstas son orientadas.
Si bien la frase puede ser fácilmente ridiculizada
porque es una generalización, cuando entra en tu vida sin que te des cuenta
significa que has sido arrastrado por una idea del inconsciente, quizá debido a
que muchas veces la has dicho o leído. Es entonces cuando la frase cala hondo
dentro de ti, y se convierte en cierta porque ha sido vivida.
Así comienza mi historia. Dije, leí, escribí y
pensé tantas veces “enredos” que terminé enredada. No de un día para el otro,
sino a lo largo de semanas, meses y años. Aproximadamente durante tres ciclos
solares. Hoy me percato de este extravío, hago mi balance y lo confieso
públicamente para percibir la vibración profunda de esta enseñanza.
Mi tesis de doctorado en Historia habla de enredos administrativos. Poco a poco fui
enmarañándome en complejas historias del pasado y del presente. A nivel
intelectual, el más visible para mí, fue ocasionado por un problema y tema de
gran reto pero confuso por sus fuentes documentales extraviadas, falsas y con
saltos al vacío. A nivel emocional también me enredé por supuesto, debido a mis
lazos erótico-afectivos que no solo me llenaron de amor sino también de
incertidumbre, círculos viciosos, ansiedad, sexo increíble, entre más
experiencias. A nivel corporal fueron francamente dolorosos los enredos, los
cuales surgieron a causa de mis pasos ciegos que me ocasionaron un esguince y
nudos en el nervio ciático. A nivel amoroso también los tuve porque rompí lazos
entrañables que espero zurcir pronto.
Tres años después miro lo que he hecho. Respiro
alarmada y confundida, con miedo. Pero me abandono a la idea de lacerarme más.
Entonces comienza la inhalación majestuosa, la que abre pecho y corazón al cien
por ciento, y la exhalación relajante que me magnetiza por su realidad.
Oros, copas, bastones y espadas deberían estar
armónicos. Deberían. La realidad de
la vida es que siempre hay enredos o desequilibrios en las cuatro esferas. La
respuesta llega a través de orden y disciplina, lo cual emparejaría a los
elementos más distorsionados. El Yug-Do me socorre, nuevamente.
También me puse a tejer para darle un sentido al
hilo recientemente desenredado. Así fue que la trama comenzó a presentarse de
manera plena. Y resolví rompecabezas para reordenar mi caos. Solo así entendí
lo que pasó y por qué lo viví.
Y sé que ese desenredo inició con una nueva
versión de mi tesis, con mi atención al nodo corporal y con la decisión de
Christian de ir a Tepotzotlán. El desenredo me premió con el viaje a Tenerife y
en el Encuentro con el maestro y los demás hermanos de Yug-Do. Allí se asentó
con los estudios alquímicos y se fortaleció con paisajes y aromas de las islas
Tenerife e Ibiza.
Noté que en estos espacios españoles, Tenerife,
Ibiza, Toledo y Madrid, fui abrazada con todo lo acontecido y visto así como
con la fauna y la flora. Entre estos últimos, los nopales o piteras me recordaron
que soy mexicana pero aún más soy un ser humano en búsqueda de sí misma. Soy en
plena indagación de un ser sin enredos, de un ser luminoso y agradecido.
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