Mi maestro Antonio Iborra y Yug-Do convocan a disfrutar la vida de una manera plena. Por eso, lo que sucede con la disciplina y el entrenamiento físico se ve emparejado en el ámbito de los cuerpos mentales y emocionales. Así se abre brecha hacia el Ser.
La creatividad y la belleza también son los puentes hacia ese despertar, temas que están presentes en el propio Yug-Do. Suena necesario y posible, ¡es como un sueño vivir en Yug-Do!
Y como es tiempo de ejecutar sueños, arreglé todo para asistir. En esta ocasión invité a mi compañero Glenn a la nueva aventura.
Así fue que estos dos amantes se adentraron en lo profundo de la selva de Lacanjá en la Lacandona, Chiapas. Desde allí miramos todo con otros ojos porque éramos la retaguardia. Los árboles, los pájaros y los pocos animales que vimos fueron el escenario majestuoso para la convivencia de grupo Yug-Do, y de crecimiento de nuestra pareja.
Los estudios con el maestro, el examen, la práctica de yoga y Yug-Do, los paseos y los baños que nos dimos en las aguas cristalinas de las cascadas y ríos nos limpiaron de viejas creencias y nos abrieron a nuevas posibilidades.
Sí: Glenn y yo no solo nos casaremos pronto, sino que ahora vivimos juntos.
Gracias, maestro y compañeros de Yug-Do, por permitir que mi Glenn se integrara al grupo de manera adecuada. ¡Estamos y somos felices!
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