¿Qué sucedió para que yo me exprese así? Primero, me sentí arropada por cuatro centenares de compañeros historiadores e interesados en la historia de las instituciones educativas, como yo, que nos reunimos para el XIV Encuentro Internacional de la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación, realizado en la Universidad Autónoma de Aguascalientes.
Pero lo más entrañable para mi, fue poder acercarme a la maestra Aurora Figueroa, directora del Archivo General de la UAA, y a su equipo en el Archivo Histórico y en la Bóveda, donde conocí cientos de historias y vinculaciones conmigo, con mi objeto de estudio -la Escuela Nacional Preparatoria- y con México. Se me desdoblaron cientos de imágenes, como en un caleidoscopio, de como todos somos uno...
Encontré tantas relaciones benéficas, que los proyectos se multiplicaron, para mi bien, ¡por supuesto!
Y además de todo ello, visité a mi prima Siari -¡Verde que te quiero, Verde!-, momentos en los que conocí a su esposo, a sus hijos. Todo ello fue delicioso, una oportunidad para reconocerme en mi pasado, en mi presente, y en mis contextos. Cenamos, comimos, conversamos y compartimos, todo ello con C de corazón.
Fue hermoso convivir con dos niños inteligentes, felices y abiertos. Que Francisco usara los títeres de dedos que le llevé permitió emerger la sonrisa de la inocencia que estaba allí muy adentro de mi. Escuchar a Azul conversar de forma inteligente, me conectó con una parte de la Ilihutsy de once años que todavía tengo...
Agradezco infinitamente estar con mi prima y su familia, introducirme en otra red y lugar de vinculaciones cariñosas.
¿Qué más hice por allá? Practiqué Yug Do todas las mañanas en un bello bosque-Dojo, caminé por el centro histórico -¡hace más de quince años que no venía, y por eso Aguascalientes se me desplegó como una ciudad completamente nueva, tranquila y nueva!-, fui a comer y, literalmente, devorar muchos platillos a un espacio vegano maraviloso -en Plaza Paraíso, en la calle de Nieto, que se llama Pitahaya Juice Bar-, y me dí baños de lavanda en las Aguas Termales de Ojo Caliente...
El espacio es muy bello, y recuerda que aquí hubo más de 15 manantiales y ríos calientes, para limpiar y hacer feliz a la gente que lo habita.
¡Gracias, nuevamente, Aguascalientes!
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