Sin embargo, con este texto intentaré convencerlos de lo contrario, de que ha sido muy apasionante:
Cuando terminé de estudiar el Máster en Gestión Documental y Administración en Archivos en la Universidad Internacional de Andalucía, hace cinco años (concluí en el 2011 y me gradué con mi tesis en 2012 y se convirtió éste en libro electrónico en el año 2013) decidí abordar el tema del patrimonio documental. Con ello entendí más profundamente las etapas de los documentos, leí a los clásicos e hice un estudio de la situación de tres archivos mexicanos que me parecen pilares: el Archivo General de la Nación (AGN), el del Instituto Nacional de Antropología e Historia y el de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Por supuesto que, gracias a las sugerencias y guía de mi director Bolfy Cottom, definí al patrimonio documental y al patrimonio archivístico.
Los siguientes meses me dediqué a hacer propaganda de mis aportaciones, por lo que asistí a Foros y Congresos. Publiqué. Y así, un día, me pidió la directora del AGN mis textos. Fueron incluidos en el Anteproyecto de Iniciativa de Ley General de Archivos (AILGA), versiones de 2015, mis definiciones de patrimonio documental así como un listado de soportes.
En el AILGA se dijo lo siguiente: Art, 4°-XXXV.- Patrimonio Documental: "a los documentos que, por su naturaleza, no son sustituibles y dan cuenta de la evolución del Estado y de las personas e instituciones que han contribuido en su desarrollo, además de transmitir y heredar información significativa de la vida intelectual, social, política, económica, cultural y artística de una comunidad, incluyendo aquellos que hayan pertenecido o pertenezcan a los Archivos de los órganos federales, entidades federativas, municipios, órganos político administrativos de las demarcaciones territoriales del Distrito Federal, casas curales o cualquier otra organización sea religiosa o civil", y en el Art. 57° "Todos los Documentos de archivo con valor histórico y cultural son bienes muebles y formaran parte del Patrimonio Documental de la Nación. Podrán considerarse con tal carácter, de manera enunciativa, los siguientes:/ I. Libros, folletos, revistas y demás publicaciones periódicas;/ II. Escritos manuscritos, dactilográficos o impresos, ya sean originales o copias;/ III. Mapas, cartas, planos, croquis, diagramas e ilustraciones;/ IV. Pinturas, murales, esculturas, códices y todo aquél mecanismo de transmisión de ideas y noticias que combine elementos gráficos;/ V. Documentos con un lenguaje visual, como fotografías, serigrafías, diapositivas y demás grafías;/ VI. Material sonoro y audiovisual contenido en cualquier formato;/ VII. Material informático o cibernético, y/ VIII. Otros formatos que con motivo de los avances de la ciencia y la tecnología sean utilizados". Todo lo subrayado en bold está retomado de mi texto "Una reflexión archivística e histórica del concepto de patrimonio documental en México", UNIA, 2013, pp. 18-20. Por supuesto, un poco arregladito para la situación legislativa, pero son mis ideas.
Junto con mis compañeros del Archivo Histórico de la UNAM, espacio privilegiado de discusión académica archivística, generamos un documento de análisis del AILGA, texto que suscribimos bajo la Red Nacional de Archivos de Instituciones de Educación Superior (RENAIES) y entregamos nuestros comentarios puntuales después de una reunión con los directivos del AGN.
Luego vino el silencio. También apareció, un año después, la Iniciativa de Ley General de Archivos (ILGA) presentada el 17 de noviembre al Senado para ser aprobada como decreto. Al leerlo, vimos claramente que se hizo caso en algunos señalamientos, pero en otros no. Hubo, de plano, algunos retrocesos y retortijones que nos alertaron al igual que a la comunidad de archivistas, historiadores y politólogos del ámbito del acceso a la información.
Rápidamente se convocó a las Audiencias Públicas en el Senado para el 28 de noviembre. Y la RENAIES, a pesar de formar parte del Consejo Nacional de Archivos (CONARCH) no fue invitado.
Yo fui, pues solo porque el tema me interesa mucho, no solo colectivamente y por mi oficio (historiadora y archivista a la vez) sino porque me citan. Por ejemplo, en esta versión, se eliminó la lista de soportes del artículo 57° pero se mantuvo en el artículo 4-XLVII la misma parte de mi definición: Patrimonio Documental: "a los documentos que, por su naturaleza, no son sustituibles y dan cuenta de la evolución del Estado y de las personas e instituciones que han contribuido en su desarrollo, además de transmitir y heredar información significativa de la vida intelectual, social, política, económica, cultural y artística de una comunidad, incluyendo aquellos que hayan pertenecido o pertenezcan a los Archivos de los órganos federales, entidades federativas, municipios, órganos político administrativos de las demarcaciones territoriales del Distrito Federal, casas curales o cualquier otra organización sea religiosa o civil".
Mis definiciones son las siguientes:
*"Patrimonio documental, conjunto de bienes con características bibliográficas, archivísticas, iconográficas, audiovisuales y sonoras que transmiten y heredan información socialmente significativa de la vida intelectual, social, política, económica, cultural y artística de una comunidad".
*"Patrimonio archivístico, conjunto de registros escritos y gráficos vinculados en series documentales, producidos como resultado de las tareas y funciones de instituciones o personas, se encuentran conservados en Archivos de trámite, concentración y/o históricos, son útiles por ser prueba y testimonio. Por tanto, se incluyen los considerados administrativos y los histórico-culturales, aunque los últimos refieren identidad social".
*"Patrimonio histórico-cultural archivístico, conjunto de registros escritos y gráficos vinculados en series documentales, que contienen información socialmente significativa de la vida intelectual, social, política, económica, cultural y artística de una comunidad; Son considerados bienes culturales e históricos que le otorgan identidad social, en su mayoría son resguardados en los Archivos Históricos, debido a que han transitado por un específico proceso de selección y valoración con distintos criterios para conservarlos y preservarlos".
Si, es algo complejo y contradictorio: siento plena felicidad por estar considerada -aunque no reconocida porque los documentos legales no citan a ningún texto que ocupen, y por eso se convierten en una especie de Frankestein que recupera pedazos de anteriores leyes-, pero no lo estoy completamente porque la visión panorámica del documento es que no es todo lo que necesitan los archivos mexicanos. Nos hace falta más, pero sobre todo hay una terrible laguna en la dirección de un necesario uso social de los documentos, y no solo político. Quiero que se hable de patrimonio archivístico y no documental, que es más amplio y que tendría que implicar a Bibliotecas y Centros de Información, cercanos pero diferentes a los Archivos. Quiero que resalte la archivística y no las ciencias de la información...
El punto es que fui a la cita. ¡Era pública! Y allí, no vi a los compañeros de la RENAIES. Concertamos todo por teléfono, el presidente de la AC, Abel Roque, y yo, y pedí la palabra. Después de 29 participantes, hablé a mi nombre y al de la Red. Leí parte del documento, insistí en que no fuimos convocados, dije que la Archivística no es solo técnica sino una ciencia con investigación...
Me siento feliz por haber participado. Todos mis compañeros archivistas e historiadores estuvieron acompañándome desde sus espacios gracias a la trasmisión directa. Obvio, los nervios me traicionaron, pero creo que salió bien. Lo importante es, me parece, dejar testimonio de que es necesario tomar conciencia de lo que acontece en los Archivos, de la necesidad de investigar en ellos y de integrarnos a los demás frentes, por el bien de nuestro patrimonio documental y archivístico, de nuestra memoria y futuro.
Claro, yo sigo en defensa de nuestro patrimonio cultural, documental y archivístico, como lo hago desde 1999.
Ilihutsy Monroy, Una reflexión archivística e histórica del concepto de patrimonio documental en México, España, UNIA, 2013. Disponible en: http://dspace.unia.es/handle/10334/2539
Ilihutsy Monroy, "La construcción académica y legal de conceptos: patrimonio archivístico y patrimonio documental", en Bibliotecas y Archivos. Órgano de la Escuela Nacional de Biblioteconomía y Archivonomía, 4a. época, Vol. 2, n. 1, noviembre de 2015, pp. 41-49,en https://www.academia.edu/26704656/La_construcci%C3%B3n_acad%C3%A9mica_y_legal_de_conceptos_patrimonio_archiv%C3%ADstico_y_patrimonio_documental
Trasmisión por el Canal del Congreso, en 5:26:30, https://www.youtube.com/watch?v=OolDqui0hJI
RENAIES, AC
https://es-la.facebook.com/Renaies-Red-Nacional-de-Archivos-de-Instituciones-de-Educaci%C3%B3n-Superior-397577413672539/
2 comentarios:
Adelante colega! Nos toca tomar la batuta y salir en defensa de los archivos y de la archivística. Lo aprendido en la UNIA nos hace fuertes!,y muy fuertes!
Aura Ma. Olivares Rivas
Gracias por tus palabras, querida Aura. Entiendo que también estudiaste en la UNIA, ¡deberíamos coincidir un día y conversar para compartir de todo ello! Yo fui a la última generación. Hace cinco años ya. Y si, de la defensa del patrimonio archivístico, si, allí estaremos, ¿nos acompañas? Un abrazo
Ilihutsy
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