Entonces me hice las siguientes preguntas, ¿cuál sería mi parte oculta? y ¿qué escogería si tuviera que elegir entre las actitudes, las características, las preferencias o los temas más ocultos de mí?
Rastree en casa en búsqueda de mi parte visible, la que exteriorizo, y luego continué sobre mi parte oculta e íntima. Y allí estaban ambas, rodeándome en mi pequeño departamento.
Lo más exterior son, por supuesto, la vida y la belleza de mis flores y plantas, la información y erudición de mis miles de libros (¿será esa la cantidad? Me debo hacer una base de datos), las fotografías de mi cuerpo desnudo colgadas en el pasillo, así como verduras, frutas y alimentos veganos con lo que me amparo como persona sensible y consciente del maltrato animal.
Luego entonces, lo más olvidado pero que es básico en mi formación es lo relacionado con mis preferencias sexuales (y por eso mis variados juguetes y libros), con los temas místicos, de sanación y espirituales (que van desde el Yug-Do, Yoga, Taro, acupuntura, esencias y demás textos taoístas) así como mi concentrado de libros y folletos sobre feminismo. Eso es lo que soy pero lo oculto tanto-tanto que, no es una coincidencia, están en mi recámara atrás de la puerta de entrada...
Entonces me paré de cabeza, me vestí de púrpura y reconocí esa parte mía, la cual parece que es lejana, pero en realidad es central de mí misma. Este encierro me da motivo para conocer desde un nuevo punto de vista a Ilihutsy.
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