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Punto de encuentro. Ilihutsy, Tolantongo, Mixquiahuala y Catarino Fragoso

 1- Mixquiahuala y Catarino Fragoso

Cuando investigaba mi tesis de maestría en Historia en la UNAM, aparecieron dos documentos que me hicieron abrir mis ojos mucho más. El primero era el documento en el que Catarino Fragoso, un guerrillero inclinado a hacer alianzas con los republicanos, se adhirió al imperio encabezado por Maximiliano de Habsburgo en 1865. Lo interesante de esta evidencia "de traición" --conservada en el expediente militar que se encuentra en el Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional, México,  y que está digitalizada y lista para su consulta en la página de Memórica-- es que el guerrillero Fragoso se comprometió a mantener a todos los habitantes del Mezquital calmados y del lado del imperio. ¿Realmente Fragoso era un líder político de ese gran territorio poblado por comunidades otomíes?, ¿o solo era un recurso literario y una presunción fuera de la realidad? Cualquiera que fuera la respuesta, tanto las autoridades imperiales como Fragoso lo creyeron posible. El segundo documento es una nota de prensa publicada en El pájaro verde, en 1864, en el que se acusa a Fragoso de haber atacado a la población de Maravillas, y de recibir apoyo de los habitantes de Mixquiahuala, "gente de caballo y de razón y de tiempos muy atrás muy belicosísima". Por ello, indagué sobre la historia agraria de la comunidad, y encontré los motivos que hicieron decir a la prensa de corte conservadora que la población era  Además, se menciona que su esposa, Antonia Morgana, era vecina de Mixquiahuala. 

Entonces, entre 2010 y 2011 fui a darme una vuelta a Mixquihuala, anduve recorriendo sus calles y luego visité su biblioteca y su archivo. No hallé nada. Eso se advierte en mi tesis. No volví a Mixquiahuala de Juárez, Hidalgo, porque pensaba que no tendría eco mi historia.

2.- La visita a Tolantongo vía Mixquiahuala

Vino Bill a visitarnos. Le propuse a Glenn llevarlos a un lugar nuevo para ellos: las grutas de Tolantongo. Mientras íbamos en el carro, recorriendo poblaciones, carreteras y veredas, yo tenía mi corazón en los recuerdos de mi Catarino Fragoso. 

Al llegar a las pocitas y encontrar el agua caliente, mi esposo y su mejor amigo encontraron un paraíso mexicano más. ¡Qué disfrute, qué gozadera, qué hermoso! Estuvimos cuatro días por allá, no queriendo irnos nunca. [Ps. Yo sí: en ningún restaurante del complejo turístico hay comida para veganos, así que comí un pan y mermelada que yo llevé de casa]





De regreso les comenté: "Podemos ir a un pueblito muy lindo, está en el camino, y yo trabajé allí hace muchos años". Fuimos, les encantó y a mi me sacudió... les comentaba de la leyenda que dice que los zuavos iban directo a tomar Mixquiahuala en 1864, los imperialista se detuvieron porque no vieron a nadie. La población entera había huido al cerro del Elefante. Yo les dije, "no sé cuál sea". Y allí, por primera vez, sin niebla y con un bello paisaje, vi el cerro y la forma de un Elefante. Casi lloré de emoción.




Por supuesto, más emocionante fue ir a la Biblioteca y encontrar que el edificio había sido arreglado, que tiene unos hermosos murales que emocionan a cualquier transeúnte. Conversé con el encargado de la Biblioteca Municipal Pública, y le dije que yo había escrito mi tesis sobre Mixquiahuala. Luego fui al pasillo ilustrado y vi que allí estaba el Archivo, en su nueva localización. Me emocionó sentir la calidez de las compañeras archivistas, y lloré cuando me enseñaron un carpeta que contenía las fotocopias del contenido del Archivo municipal que yo les llevé hace muchos muchos años.

Por supuesto, dejé mis datos soñando, deseando y suplicando que me invitaran a Mixquiahuala...

3.-Punto de encuentro. Mixquiahuala y Catarino Fragoso

Las autoridades salientes de la Presidencia municipal de Mixquiahuala de Juárez se portaron a la altura, y me invitaron a dar dos conferencias para estudiantes de dos distintas secundarias públicas. Me emocionó muchísimo conversar con muchachos, quizá un joven Catarino Fragoso estaría entre el público.

Ambos enfrentamientos tuvieron sus dificultades y sus buenos momentos, y yo quedé sinceramente agradecida con todos los que asistieron, entre ellos Glenn y su hijo Trevor con su esposa Tara (luego estuvimos en Tolantongo, por supuesto), Susana y el equipo de historiadores y archivistas del Archivo General de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, a Roberto Sotaya, quien presidió el departamento de Cultura municipal. Sobre todo a los estudiantes que preguntaron y se acercaron conmigo al escuchar hablar de un guerrillero que estuvo allí, en Mixquiahuala, la tierra que los vio nacer y crecer.

Por supuesto, el suceso me hace replantearme muchas cosas, y también me motivó. Así que ahora me encuentro releyendo mi tesis y estoy en proceso de publicarla. Por cierto, también hicimos un proyecto de intervención archivística...








https://memoricamexico.gob.mx/swb/memorica/Cedula?oId=0GFAkHkBdJHySw0XX2er

https://memoricamexico.gob.mx/es/memorica/Chinacos

http://132.248.9.195/ptd2013/septiembre/0700974/Index.html


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